26 nov 2014

Violencia Obstétrica = Violencia de Género

Todos los años, el 25 de Noviembre se conmemora el día Contra la Violencia de Género. Dentro de ésta, también está considerada la Violencia Obstétrica. Sin embargo, Chile aún no tiene reconocimiento jurídico ni existe una definición específica para estos casos. Ni siquiera para aquellos que se contraponen directamente a la evidencia científica y recomendaciones del propio Ministerio de Salud.

Por suerte, conceptual y jurídicamente la Violencia Obstétrica ya ha sido introducida en estos países latinoamericanos: Argentina (Ley 26.485), Venezuela (2007) y diversos estados de México (2008). Me tranquiliza un poco, de todos modos, saber que en Chile hay agrupaciones en pos de cambiar esta realidad. 

Por otro lado, también me tranquiliza tener la posibilidad de compartir mi experiencia. Porque, a veces sólo compartir nuestras heridas es un acto de empoderamiento, tanto para nosotras como para las compañeras que vivirán una situación parecida. Así tendrán herramientas y conocimientos para enfrentar esos malos tratos.


"Al menos tienes un bebé sano"
La definición de las normativas sobre violencia obstétrica dicta: “aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales”. A lo anterior, la legislación venezolana agrega: “trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad, impactando negativamente la calidad de vida de las mujeres”

Buscando información sobre el tema me encontré con esta imagen que, desde mi punto de vista, encaja perfectamente con la descripción de violencia obstétrica. Muchas mujeres recuerdan el momento de su parto entre lágrimas de impotencia, cuando debería ser uno de los recuerdos más hermosos de sus vidas. 

El hecho de haber tenido un bebé sano y hermoso no contrarresta el daño físico, mental y espiritual de que violenten tu cuerpo. Si has sufrido violencia en tu pre-parto, parto, post-parto o puerperio, es importante que busques la manera de sanarlo y no bajarle el perfil pensando que es algo normal. Si más mujeres y hombres nos unimos por la causa justa del parto respetado, estaremos ayudando también a que futuras generaciones no sufran innecesariamente. 

Porque, como bien dice M. Odent: "para cambiar el mundo, primero debemos cambiar la forma de nacer". 

Es importante también informarnos y ser conscientes para así saber cuándo nos están violentando (porque muchas veces la violencia está disfrazada de bromas y sarcasmos). Por eso, les dejo este Test, elaborado por las organizaciones argentinas Dando a Luz y Maternidad Libertaria. 

A continuación copio la lista y respondo con mi experiencia del nacimiento de mi cachorrita. Esto en el Hospital del Cobre, Calama, Chile.


Test de Violencia Obstétrica 
Marco Legal: Ley Nacional N°26485, Ley Nacional N°25929 

Mientras estabas internada en la clínica u hospital, con contracciones de trabajo de parto, 

1. ¿El personal de salud hacía comentarios irónicos, descalificadores o en tono de chiste acerca de tu comportamiento? 

Sí. Llevaba un libro y música para relajarme (había hecho un playlist para el parto). El libro era sobre Crianza Respetuosa. Me dijeron que no valía la pena. Que los hijos te hacen pasar rabias, penurias. Que los castigos eran válidos, etc. Sentí que me dijeron tantas estupideces que no podía concentrarme en respirar bien para recibir las contracciones. Fue muy estresante. Una matrona (sí, matrona) se burló de mi porque quería parir en cuclillas y no en la cama.

2. ¿Te trataron con sobrenombres (gorda) o diminutivos (gordita-mamita-hijita) como si fueras una niña incapaz de comprender los procesos por los cuales estás atravesando? 

Sí. Recuerdo que lo que más me molestó fue el comentario de la matrona (la misma que se burló), cuando me fue a "visitar" después del parto. Me dijo "te portaste bien"... claro, como si ir a parir ¡fuera un acto disciplinario por parte de los doctores!

3. ¿Fuiste criticada por llorar o gritar de dolor, emoción, alegría, durante el trabajo de parto y/o el parto? 

Sí, me hacían callar al más mínimo ruido. 

4. ¿Te fue difícil o imposible preguntar o manifestar tus miedos o inquietudes porque no te respondían o lo hacían de mala manera? 

Sí, me trataron como si fuera una niña, como si no supiera nada, como si ellos me estaban enseñando a parir, siendo ellos la máxima autoridad.

5. ¿Se realizaron alguno o varios de los siguientes procedimientos médicos sin pedirte consentimiento o explicarte por qué eran necesarios? 

Rasurado de genitales - Enema - Indicación de permanecer acostada todo el tiempo - Rotura artificial de bolsa - Administración de medicación o goteo para “apurar” el parto - Tactos vaginales reiterados y realizados por diferentes personas - Compresión del abdomen en el momento de los pujos - Episiotomía – Cesárea - Raspaje del útero sin anestesia 

Sí. Rasurado, enema, acostada en trabajo de parto, rotura de bolsa, administración de pitocin, tactos de mierda, episiotomía (con consecuencias hasta 1 año después del parto)

6. En el momento del parto, ¿te obligaron a permanecer acostada boca arriba aunque manifestaras tu incomodidad en esa posición? 

Sí. Cuando entré a la sala de parto, lo único que quería era salir corriendo. Qué sala más fría, fea y carente de amor.

7. ¿Fuiste obligada a quedarte en cama impidiéndote caminar o buscar posiciones según tus necesidades? 

Sí. Me retorcía en la cama, con ganas de ponerme en cuatro patas y en cuclillas.

8. ¿Se te impidió estar acompañada por alguien de tu confianza? 

Sí, cuando me hacían los tactos sacaban a mi compañero y hubo momentos muy largos en que no lo dejaron entrar.

9. ¿Se te impidió el contacto inmediato con tu hija/o recién nacido antes de que se lo llevara 
el neonatólogo para control? (acariciarlo, tenerlo en brazos, verle el sexo, hablarle, darle el 
pecho, etc.) 

No. Me la puse al pecho sólo un momento, pero se la llevaron de inmediato (casi lo mismo) y me la devolvieron después de los procesos rutinarios.

10. Después del parto, ¿Sentiste que no habías estado a la altura de lo que se esperaba de vos (que no habías “colaborado”)? 

Hell, no! Ellos no estuvieron a mi altura... Yo iba con un plan y expectativa de parto hermoso. Sólo me faltó empoderarme. Para la otra, les llevo un manual sobre cómo atender un parto respetado... si es que vuelvo a pisar ese infierno de nuevo.

11. Podrías decir que la experiencia de la atención en el parto ¿ te hizo sentir vulnerable, culpable o insegura? 

Sí. Vulnerable todo el rato, impotente, violada... y lo peor, para mi, es saber que le sucede tan frecuentemente a mamás desinformadas, desempoderadas.

Si la respuesta a cualquier de estas preguntas es sí, fuiste víctima de violencia obstétrica.


Me las lloré todas, por supuesto... cada vez que me daba cuenta de lo pasiva que fui, en vez de haber sido protagonista de mi parto. Mi puerperio empezó con el pie izquierdo, como podrán esperar. La cosa es que un parto violentado no termina sólo ahí. La lactancia feliz que tanto anhelaba se vio llena de grietas, muchísimo dolor y leche con frutilla para mi bebé hermosa. Fue una etapa muy oscura para mi... Me sentía cero aporte al mundo. Y ni hablar de las consecuencias que ése maldito pequeño -gran, gigante- tajo causó en mi preciado templo del placer, mi vagina.

No cerremos los ojos frente a la violencia de género, frente a la violencia obstétrica, por favor. Compártelo en redes sociales, busca un grupo de apoyo, haz terapias... lo que sea que te ayude a sanar.

Para terminar, les dejo este blog de un grupo hermoso, Nacer en Libertad de Chile que lucha para cambiar la forma en que nuestros hijos e hijas llegan al mundo. ¡Enhorabuena!